En el turbulento, cambiante y complejo mundo de las reglas de licensing de Oracle, es posible que haya oído hablar de los acuerdos ULA.
¿Qué son exactamente?
Un «Unlimited License Agreement» (aka ULA) es un contrato que da derecho a:
-usar una cantidad ilimitada
-de un producto específico de Oracle
-durante un determinado periodo de tiempo (normalmente 3 años).
Existe una versión capada o limitada del ULA (curioso hablar de limitaciones de un contrato que se define a sí mismo como ilimitado…). El «Capped ULA» restringe la aplicación del contrato a un número máximo de procesadores.
Para determinar la base de la oferta del ULA, Oracle necesita disponer de cierta información y comprender la evolución histórica. El cliente debe rellenar y remitir un OSW (Oracle Server Worksheet) respondiendo a preguntas sobre la arquitectura de los servidores, bases de datos donde ya corra Oracle, uso actual de otros productos etc…
Oracle elabora entonces una estimación de crecimiento y de cuántos Procesadores Oracle podrían estarse utilizando al final del ULA y envía un presupuesto conforme a sus conclusiones. El conocimiento es la clave en el juego de la negociación con Oracle.
Como ya hemos apuntado, durante el tiempo de vigencia del acuerdo, su organización podrá hacer un uso ilimitado del producto Oracle convenido (recuerde que el ULA no da derecho a una barra libre en la utilización de cualquier producto), durante el tiempo estipulado.
Cuando el ULA llegue a su fin (lo habitual son 3 años, aunque puede oscilar entre 2 y 5), su organización deberá remitir a Oracle un certificado que exprese el número exacto de licencias de procesadores que hayan sido utilizadas.
Llegados a este punto, no es difícil entender que un ULA puede ser un muy buen o un muy mal negocio y que dependerá de diversos factores tales como las previsiones de crecimiento de su organización, tipo de crecimiento, eventuales fusiones, adquisiciones…etc.
Independientemente de esto, es innegable que un ULA (que no olvidemos…se basa fundamentalmente en una predicción) también conlleva riesgos, falta de flexibilidad y limitaciones. Asimismo pueden ser extremadamente complejos de negociar, gestionar y monitorizar sin un asesoramiento experto.
A pesar de su creciente popularidad, podemos concluir que no son siempre la mejor solución.